Salmos 8:1

“¡Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos!” 

Es un hongo armado y peligroso con un gatillo.  El hongo conocido como Haptoglossa utiliza proyectiles de alta velocidad disparados desde cañones automáticos construidos en su cuerpo.  Gracias a Dios, esta arma impresionante del hongo está apuntada a otras criaturas microscópicas.

Los Haptoglossa viven en  estanques y tierra húmeda. Su presa es un rotífero microscópico.  Los rotíferos son tan pequeños que pueden fácilmente nadar en un agua de estanque o el agua entre los granos que saturan la tierra húmeda.  Cuando un rotífero se roza contra una de las células cañones de la Haptoglossa, el cañón dispara un misil de material celular en el rotífero.  Se piensa que el poder del fuego de artillería viene del fluido de alta presión en la base de la célula.  El misil disparado hace un hueco a través de la cubierta protectora del rotífero, preparando el camino para una segunda ola de ataques.

Luego, el hongo extiende un tubo hipodérmico dentro del rotífero.   Este tubo introduce la unidad de infección unicelular de la Haptoglossa dentro del rotífero.  Esta célula empieza a multiplicarse dentro del rotífero hasta que todo el rotífero no es nada más que células de hongos.

No importa cuan pequeño y aparentemente carente de importancia para nosotros, todo lo que Dios hizo refleja Su creatividad y excelente habilidad.  Inclusive las criaturas microscópicas están llenas de dispositivos e inventos que nos mueven a maravillarnos del cuidado del Creador por cada forma de vida que Él ha creado.   Como dicen las Escrituras, “¡Cuan excelentes son Sus obras en toda la tierra!”

Oración: Te agradezco Señor que dondequiera que veo en la creación me lleno de admiración por Tu excelente obra.  Ayúdame así mismo hacer una excelente obra en todo lo que hago para que otros puedan ser llevados a glorificarte por mi trabajo.  Amén.

REF.: J. A. Treichel. 1983. ‘Peacekeeper’ Fungus: Rotifers Beware. Science News, Jan. 8. P. 23.

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